viernes, 23 de septiembre de 2016

CUANDO ALGO TE APRIETA

Pues que incomodo es que algo te apriete. El mundo desaparece de tu mente y se concentra en la parte apretada. Ya no existe conversación, ni beso, ni chiste que te distraiga. Te aprieta y punto.

LOS TEJANOS. Que te aprieten acabados de recoger del tendedero es normal. Incluso  te sirve para dar forma a tu culo, que algunas temporadas tiende a ir por libre. Después ceden y se pasa. Pero cuando la cinturilla te aprieta cual brida de secuestrador, entonces tenemos un problema. Te sientas y te corta la cintura. El ombligo pasa a formar parte de tus lumbares, las mollas de los costados se dividen en dos cual ristra de chorizos, y un bulto que no es tuyo ( eso no puede ser mio, claro que no... me niego!) se pliega por encima de la cinturilla asesina. Desabrocharte el botón y dejar que "todo se libere" es purita bendición. No hay orgasmo que supere ese momento (bueno si, cuando te quitan el sostén... segunda apretura)

FOTO:mujeresurbanas.com
EL SUJETADOR. Tremendo invento. A mi me encanta. Me abraza las lolas y me las deja estupendas. Suerte que a mi edad aun las conservo mirando al cielo. Pero cuando llega la tarde/noche,
llego a casa y noto que todo me aprieta, a las que primero libero es a ellas. Desabrochar esos corchetes y sentir que la presión disminuye es algo realmente mágico. Suele dejar el susodicho una linea alrededor del tórax nada glamourosa. Es decir chicas del mundo, si queréis haceros fotos sexys, liberad las lolas unas horas antes.

FOTO: i24mujer.com
UN ZAPATO. Ains, eso si que es purita tortura china.... cuando un zapato te aprieta parece que el piano de tia Gertrudis se apoye en tu dedo pequeño del pie. Ya ni Brad Pitt recién divorciado te interesa (bueno... haciendo un esfuerzo....). Si encima llevas medias que te rozan o calcetines que tienen esa costura bajo los dedos que en algunas marcas son autenticas cuchillas afiladas, la cosa es peor que clavarte una astilla entre las uñas. Te dan ganas de convertirte en Heidi y caminar sin zapatos el Passeig de Gràcia con todos sus virus. Sintiendo el asfalto bajo tus pies. Aunque sea pleno verano y queme como el café con leche
de mi madre.

ADORNOS DE PELO. Me encantan los sombreros y tocados. Ya lo sabéis. Pero llevar un adorno de pelo más de 8 horas te convierte en una superviviente de Vietnam. Esas horquillas que se incrustan en el cuero cabelludo, esa diadema que ahonda detrás de tus orejas como si no hubiese un mañana, esa goma de coleta que no deja salir ni un misero pelo durante 10 horas, cumpliendo a la perfección el objetivo de un buen lifting...  Cuando por fin liberas a tu cabeza de todo eso, te rascas, te frotas el pelo y si encima en ese momento te quitas el sujetador... Miedo das seguro, porque la pinta debe ser para asustar a un ciego... pero que gustito!

EL RELOJ. Si muy fashion es llevarlo medio suelto cual pulsera, pero en dos segundos la caja del reloj se aloja bajo tu muñeca por el peso y tu venga a darle golpes... Así que te lo ajustas. Pero pasan las horas, y no se si es eso o el peso físico lo que molesta, pero aprieta y mucho. Cuando llegas a casa, lo desabrochas y lo guardas hasta el día siguiente, que alivio! tiempo para mi...

LAS BRAGAS. Hay tangas, bragas brasileñas, culottes, bragas de todas la vida... Cada ocasión requiere un modelo. Pero quitarte el tanga se lleva el podio. Y creo que es obvio. Liberarte de esa presión en los bajos, dejar que la sangre vuelva a fluir en tu suelo pélvico debería ser un articulo de la Nova Constitució Catalaña. Que como Soraya de Santamaria y compaña no tienen cara de llevar tanguitas ni similares, seguro que dicen que la Constitución no se toca. Así que se queden con la suya y nosotros nos preparamos ya per l'alliberament dels baixos de les catalanes.

Peor cuando te aprieta el alma... pero eso es material para otro post.

y a ti, que te aprieta? libérate.

jueves, 22 de septiembre de 2016

DEMASIADA AUTOEXIGENCIA

Con el paso de los años siento que mi estado anímico se estabiliza. Soy sureña, sinónimo de olla a presión de emociones, pero con un ingrediente muy particular: alegría. Siento constantemente alegría de vivir. Alegría cuando abrazo, cuando como, cuando bebo... alegría. Soy positiva. A veces demasiado pienso yo. Pero lo que si he notado también con el paso de los años es el cansancio. Me
canso, y mucho. Cuando acaba el día solo quiero dormir y el cuerpo me dice basta. Incluso a mediodía me dice basta. Pero en eso soy muy poco inteligente. No lo escucho. Desde que soy madre menos. El nivel de exigencia que me impongo inconscientemente es altísimo. Y no consigo bajarlo.
Exigencia para ser una buena esposa, amante, enamorada, madre, trabajadora, tieta, hija..... 
Pero donde queda mi exigencia para cuidar mi interior y exterior? Aquí flaqueo. No tengo. 
De vez en cuando, como cuando niegas un juguete a un niño, me agarro una rabieta y dejo ir por mi boca que estoy harta, que todo el mundo me exige, pero que no soy un robot, que necesito descansar. Esta serie de improperios los suelto
mientras continuo haciendo la cena, o barriendo, o intentando enseñar piano a mi hijo, o haciendo deberes que no son míos, o ....
La teoría me la se muy bien. No necesito frases insulsas ni consejos. Me la se. Pero se me olvida. No consigo ser regular y aplicármela. Y ahí está mi gran fallo.

Si preparo cenas, me como la cabeza para que sean saludables, ricas, que incluyan alimentos sanos aunque no les gusten y así me deshago pensando como disfrazarlos aunque eso me hipoteque toda la tarde y deba posponer ese libro que estoy leyendo, o esa nueva partitura, o .....

El otro día ,llegando del hospital de ver a mi sobrino, con los dos niños, duchas, deberes, fiambreras por preparar... me decido a hacer sushi y maki para cenar. Porque es sano, les gusta y así los hago felices. Y claro, eso no se hace en 5 minutos. Yo corriendo, asistiendo cual profesora a mis hijos con deberes de 1º de ESO y 4º de primaria, coordinando turnos de duchas, preparando tuppers para el día siguiente, y mientras abanicando arroz....
Lo peor de todo es que en ese momento me pregunto qué hago, porqué pongo el listón tan alto....

Hoy me olvidé el ordenador en casa. Tuve que volver a buscarlo escopeteada . Y cuando llegué mi peque se estaba vistiendo (lo lleva su papi a cole) y me agarró fuerte de la emoción de verme en un horario "que no toca mami". Estuve a punto de devolverle el abrazo como siempre  (a eso nunca renuncio) pero de separarme al rato, y entonces una luz interna me dijo que si me retrasaba un poco para ir al trabajo no habría ninguna consecuencia (suerte de mi situación laboral, la verdad). Creo que nuestro abrazo duró más de 5 minutos, ahora te agarro por aquí, ahora por allá, ahora te vuelvo a agarrrar y te beso, te digo t'estimo.... Purita energía os lo aseguro. Después le ayudé a vestirse pausadamente, y nos fuimos al baño a hacerle su peinado favorito con gomina... ains que lindo!

Salí sintiendo que por una vez, sólo por una, la prioridad de mi día no fue cumplir y hacerlo todo estupendo, sino sentir intensamente sin pensar en el minuto siguiente...

Veis como la teoría la se? me falta creerme que está hecha para mi.

Feliz jueves.

martes, 6 de septiembre de 2016

NO MAS ESTEREOTIPOS DE MAMA DESEOSA DE VUELTA AL COLE


  • No soy una super madre. stop.
  • Ni tal solo una madre modelo. stop.
  • A veces pierdo la paciencia con mis hijos y puedo hasta llegar a ser muy vulgar. Stop.
  • No me gusta jugar. stop.
  • Ni hacer actividades infantiles. stop.
  • Me encanta relajarme, beber un vino y comer comida de adultos. stop.


Foto: VivanlosDJS29
Pero dicho todo esto, lo siento. No me identifico para nada con los eslogans que circulan cada septiembre de madres saltando de contentas porque es la vuelta al cole. Porque se libran de los llantos, los mocos, el aburrimiento, el trabajo extra... Pues lo siento. Para mi ser madre es mucho más que eso. 
Y cierto es que cansa, que agota, pero también cierto que la dependencia, sobretodo física, es breve. Y si tuviste hijos como yo los tuve, que fueron deseados, pues ya sabes. Vienen con lo bueno y lo malo, todo en un pack. ¡Y lo bueno... que grande es! esos besos espontáneos, esos abrazos con un "t'estimo molt mami", esas risas en la playa, esos masajes para poner la crema del sol, esos helados a medias, chupeton va chupeton viene (higiénico tal vez no, pero divertido si!). 
Me gustan mis hijos. Cuando van al cole y cuando no. No me siento cansada por tenerlos. Que se metan el eslogan por la cartera nueva del Sr Corte Inglés o por los blogs esos de madres #superfashionsestresadasdelamuerteperoconglamour.

Yo me quedo con los veranos en el Empordà de Rosa Regàs....

SE ACABÓ!

Quieres más? pues hala! busca entraditas a la derecha...